domingo, 14 de noviembre de 2010
Caperucita ha discutido con su madre porque no quiere ir a llevarle la merienda a su abuela: esta noche la pasará en casa de su Lobo.


Cenicienta ha escapado, harta de tener que ayudar a limpiar y volver de fiesta a las doce.

Peter Pan y Campanilla se meten en los cuartos de los niños para ofrecerles unos polvos mágicos que les harán volar.

Pocahontas ha ido a ver a John Smith para procurarse el colocón de su vida: quiere volver a ver colores en el viento.

Aladín cree tener 40 amigos, pero en realidad sólo son 40 ladrones. Yasmín ya no sabe qué hacer para abrirle los ojos.

Todas las niñas quieren ser como Jack Skeleton; nadie piensa en robar la Navidad, en el Corte Inglés la venden barata. Sally no es la única que cose en silencio sus propias heridas.

Simba no llora la muerte de su padre; él mismo le empujó desfiladero abajo para repartirse la herencia con su tío Scar. De Timón y Pumba nadie sabe nada; las hienas comentan que descubrieron el plan.

El pequeño Bambi duerme bajo cartones desde que su madre murió. Su amigo Tambor le ha dejado tirado, y su padre no quiere saber nada.

A Alicia le siguen gustando los conejos, pero ahora pasa de hablar con las flores y prefiere fumárselas con la Reina del barrio y su colega "El Gato".

Bella se esconde en su cuarto, esperando que Bestia no vuelva a hacerle daño mientras trata de convencerse de que en realidad él la ama.

Blancanieves se aposta en la esquina a ver si llega su Príncipe, pero sólo aparecen los siete guarros de siempre.

Geppetto se ha hecho una marioneta para satisfacer sus deseos carnales. Lo llama Pinocho, y no pierde la esperanza que algún día se convierta en un niño de verdad.

Mulán, harta de que no se valorice a las mujeres como ella, decide cortarse el cabello y vestirse de hombre.

Tarzán se ha hecho de Greenpeace y predica en taparrabos, mientras Jane lo espera en casa con el mono.

Nadie quiere a Merlín desde que metió la espada donde no debía. Arturo aún no lo ha olvidado.

Bu ya no tiene miedo al Monstruo del armario; está acostumbrada a las cosas que le hace papá.

Hércules es el héroe nacional que esconde en una bolsita las rayas que le procuran la victoria.

La Bella Durmiente lucha contra el coma etílico en la cama de un hospital mientras Hansel y Gretel marcan con tripis el camino de vuelta a casa.

La Sirenita se encierra en su cuarto con la navaja de afeitar de papá después de haberse bebido hasta el agua de los mares; por mucho que ha abierto sus recién adquiridas piernas, para el Príncipe sólo es una más.





Y tú... ¿crees en los cuentos de hadas?

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