domingo, 20 de febrero de 2011
Hoy, en mi habitación, cometí quizás más de un error en un mismo minuto. Tal vez metí la pata y la cagué sin darme cuenta, perdón por ello.


Una sensación bastante extraña se apoderó de mí cuando te dije lo que te dije, la misma sensación que se tiene cuando se echa de menos a alguien.

Por un instante, tuve miedo a perderte y comencé a sentirme sola, triste y lo peor de todo, es que ahora, me arrepiento.

Tengo miedo a que ya no me susurres al oído esa palabra que tanto nos gusta, tengo miedo a no pasear más agarrada a tu mano, tengo miedo a no sentir, miedo a no sentirte.

Ayer, te fuiste sin decirme nada, te fuiste igual que yo con una lágrima perdida, ahora, espero impaciente una llamada, un aviso de que me extrañas igual que yo.

Han pasado ya unas horas desde que me levanté sintiéndome mal, vacía, con mucho arrepentimiento.

Ciertamente un día alguien me dijo: “Haz lo que tengas que hacer, lo que mejor creas en ese momento, dejarte llevar o lo que sea, pero nunca, nunca te arrepientas de lo que has hecho, porque si no, ¿para que las hecho?”.

En estos momentos, ese consejo se “olvidó”, y estoy haciendo todo lo contrario.

Ojalá pudiera dar marcha atrás en el tiempo y decirte lo que te dije con un te quiero al final. Seguro que nada sería igual.

Quiero verte, hablarte y saber que sientes lo mismo que yo, quiero saber si al día de hoy me sigues queriendo como yo a ti.

Ahora mismo te pediría perdón una y otra vez, quiero comenzar de nuevo y olvidarme del ayer, quiero vivir el presente y el futuro pero si sólo es contigo, no quiero perderte, ni por una bala de guerra, ni por un naufragio en medio del mar como Rose perdió a Jack, quiero tener tu mano siempre junto a mi pecho y que sientas la velocidad de mi corazón.

Pero, ahora estoy casi segura que no volveré a saber de ti, acabó de despertarme.

0 comentarios:

Publicar un comentario