lunes, 7 de febrero de 2011
Un día más sigo sin acertar en la toma de una gran decisión.


Estoy aquí, enfrente del espejo, mirándome, intentando diferenciar dos mundos totalmente distintos, el que refleja el espejo y el real, recordando como se olvida.

Miro mi antebrazo, tengo tu marca, esa marca que jamás se ira, ni con agua, ni con asco, ni con odio.

Lo peor de todo es que tú también la tienes, justamente donde mismo que yo.

No puedo dejar de mirarlo, no puedo recordar y olvidar al mismo tiempo, tan solo puedo soñar con una realidad inventada.

Sé que cuando te mires la marca, no te acordarás de porque te la hiciste y lo peor de todo, de quien es el nombre que tiene marcado tu antebrazo.

Nunca me arrepentiré de haberte grabado en mi piel, nunca me arrepentiré de haberme grabado tú nombre, lo conservo como el primer día.

Odio pensar en quien “me tocara”, quien rozará mi nombre, quién borrara de tu piel ese olor a mí.

En ocasiones me gustaría poder arrancármelo pero en cambio otras me arrepiento y te mantengo.

Y ahora al lado del corazón tengo marcado un pentagrama donde cada recuerdo esta marcado por una canción.

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