Hace ya mucho tiempo desde la última carta que te escribí…
Aun recuerdo el sabor amargo de las letras sobre el papel, mojado arrugado…
No se si ya la has leído o simplemente la tiraste a la basura.
En días como hoy, donde la lluvia, niebla el paisaje y también mi mente, me pregunto si aún me recuerdas, si a veces recuerdas como era mi rostro o el sonido de mi voz, o tal vez si no la pudiste llegar abrir por culpa del oleaje.
Si, te vuelvo a escribir, si, la tengo ya acabada, pero de pronto algo comienza a ir mal, los muebles empiezan a zambullirse al suelo como si se tratara de una piscina, las lámparas se agitan al compás de un fuerte ruido procedente de ¿de dónde? , empiezan a caerse todos los papeles de las estanterías, pero ¿qué diablos pasa?, otra vez no…
Me temo lo peor.
No se que hacer, estoy aturdida. Sólo se me ocurre salir a la calle, para ver los efectos ocasionados.

Si, lo reconozco, tengo miedo, no he sentido más miedo en mi vida y lo peor aun es que me encuentro sola ante esta situación, solo espero que salgamos vivos de esta.
Entre la multitud, coches flotan como si se tratasen de barcos de papel, entrando y saliendo de casas como si de personas se tratasen.
Cada vez se acerca más, una voz dominante grita.
¡Vámonos! ¡Corred corred todo cuanto podáis!
Ahora si que estaba atemorizada, mas que nunca, casi dominada por un estado de shock, comienzo a correr despavorida, sin saber donde ir, como si se tratase de un turista en medio de una gran ciudad, aquellas calles donde me he criado, ahora no las conozco, no se donde ir.
Sigo caminando, lo más veloz que puedo, pero parece como si el agua estuviera acelerando cada vez más para intentar adelantarnos y ganar la carrera.
Tras escasos 10 minutos, el agua gana la carrera. De pronto comienza a tragar cosas, personas, todo lo que pilla, entrando en casas y robando a su antojo.
Ya no tengo escapatoria, estoy dentro de él. Acaba de comerme. Sujeta en un palo en medio de una corriente de escombros.
Ahora tengo menos esperanzas de salvarme, miedo a que me aplasten algún objeto pesado arrastrado por la corriente. Pero entre mucho miedo, lágrimas y mucha pero que mucha conciencia de muerte, sale mi lado más fuerte, ese lado que desconocía.
Es ahora o nunca. Aguante durante más de dos horas, agarrada a aquel palo fijo, que por arte de magia seguía fijo y que gracias al obrero que la instalo, quizás ahora muerto, me este salvando la vida. Estoy agotada, no puedo resistir más, el agua me esta calando la piel y esta acabando con mis órganos, no puedo respirar bien, mi corazón late deprisa para mantener mi sangre activa y caliente.
La corriente ya esta calmada, pero siguen flotando objetos desconocidos y personas que en mi vida había visto. Solo tenía una pregunta rondando en mi cabeza. ¿Dónde estarán mis padres y mi hermano pequeño?. Tal vez hayan pasado por mi lado y no los haya reconocido.
En ese instante, un helicóptero rodea la zona en busca de supervivientes, no veo a nadie más que yo, haciendo señales como pude, me lanzaron una escalera desde el helicóptero. Ahora si que sí, estoy a salvo, no se como lo conseguí, pero ahora estoy tumbada en una cama bien caliente con personas a mi alrededor atendiéndome.
Tras caer en un profundo sueño y despertarme, completamente evacuada en un centro alejada de la catástrofe, sigo buscando a mis padres y mi hermano por todos lados, sin fuerzas, pero buscándolos.
¿Dónde están? Me sigo preguntando a día de hoy. Se la respuesta, pero tengo miedo a reconocerla. Ahora estoy sola ante tanto desastre. Luché por superar aquella gran ola, me llevé horas sujetadas a un palo sin saber si saldría o no de vida de allí y ahora no tengo fuerzas para seguir luchando.
Ahora, todo lo ocurrido, tanto el terremoto, como el tsunami, la vida de 10.000 personas, la explosión de la central nuclear…, pasará a la historia.
Y mi historia, acaba de terminar.
Y mi historia, acaba de terminar.
0 comentarios:
Publicar un comentario