Un día te levantas y te das cuenta de que nunca más volverás a escuchar esas palabras, esas cosas que tanto, o quizás en algunas ocasiones necesitas oír. Ahora te levantas y ala, de un día para otro y sin esperartelo, vamos sin ni siquiera olerlo, zas, ¡en toda la boca!. Descubres que de un día para otro, no sientes nada de eso, ni siquiera sientes latir tú corazón al ritmo que antes lo hacía. Ya no te despiertas con esa gran fuerza, con ese entusiasmo, con esas ganas de saber que a pesar de todo, del mierda de día que tengas, de los obstáculos, vamos de todo, siempre tendrás algo que nunca te quitarán. Entonces comienzas a darles vueltas al coco, que si porque, que si no lo entiendo, que no se que, vamos millones de preguntas que solamente se te ocurrirían en un momento o de máximo aburrimiento o de máxima preocupación.
Para que todavía te duela más, vas con todo tú masoquismo y pones una canción triste, la más triste que tengas o sepas que existe y mientras se te caen dos lágrimones como un castillo o simplemente te pones peor, sigues pensando y pensando en encontrarle respuestas a esas preguntas tan quizás, absurdas.
Cuando ya se te quita toda la irá, rabia, tristeza, todo esos sentimientos amargos que se te ocurran, entras en un estado de...como decirlo, reflexión y dices, " pues ea, tal vez sea mejor así..." bla bla bla y más bla.
Ahora esas fotos que te hacía sonreír, todo lo contrario, como si ya de por sí no tenías bastante con la canción, vamos escuchando una sinfonía a piano, ea. Ya eso supone tristeza pues ahora, ole, tienes el doble.
Y toma que toma, arriba ese jodido sentimiento.
Pasa el tiempo y te das cuenta de que llevas tanto tiempo haciendo el gilipollas, llorando,pensando o a saber que miles de cosas se pueden hacer en momentos así.
Miras el reloj y descubres que llevas media tarde con la misma "tontería" encima, pero que al fin y al cabo te hace bien, al menos para desahogarte.
Que jode, si, jode, mucho pero tampoco es el fin del mundo, quizás sólo sea otra advertencia o un "algo" que te diga que te importa de verdad.
Pero ¿sabes qué?, lo haría una dos y tres veces, hasta cansar al mundo entero, porque que me importa no es un hecho, ni un dicho, es una realidad.