domingo, 31 de octubre de 2010
Descubrí en el fondo de aquel océano, una especie de pez algo extraño, no tenia escamas, su piel estaba como tallada con una especie de cuerpo rocoso, no tenia aletas, tenia brazos, como tú y yo, su cabeza poseia una gran melena morena que se movia al son del ritmo marcado por las ondas del agua...

Con una especie de intriga y a la vez algo de miedo, me acerqué lo más proxima posible, pero nada, por mucho que me acercase no conseguia ver que es lo que era realmente...

La bombona de oxigeno se estaba agotando, empezé a agobiarme y ligeramente subí a la superficie, pero en ese momento sentí como algo me perseguia.
Aterrada, nade a toda velocidad hacia la orilla, por fin llegué, tumbada recuperando el aliento, vi justamente cerca de mi cara un "hombre", tal y como las mismas apariencias que las que vi en el fondo del mar.

Brinqué hacia atrás, el "hombre" me sonrió y me dijo que no tubiera miedo, que no iba a hacerme daño, pero yo sin creermelo me dispuse a correr, cuando me agarro del brazo y me susurró al oido una dulce frase que ya habia escuchado antes, no se donde, pero la escuché.

Tan sorprendida me quedé que se me vino a la mente un precioso recuerdo que aún guardo conmigo, y que escondo en el cajón de mi precioso armario llamado corazón.

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