miércoles, 14 de marzo de 2012
Que si gracias, que si me quieres, que si no me abandones...blablabla y bla. A tomar por culo todo.

Un día te levantas y te das cuenta de que nunca más volverás a escuchar esas palabras, esas cosas que tanto, o quizás en algunas ocasiones necesitas oír. Ahora te levantas y ala, de un día para otro y sin esperartelo, vamos sin ni siquiera olerlo, zas, ¡en toda la boca!. Descubres que de un día para otro, no sientes nada de eso, ni siquiera sientes latir tú corazón al ritmo que antes lo hacía. Ya no te despiertas con esa gran fuerza, con ese entusiasmo, con esas ganas de saber que a pesar de todo, del mierda de día que tengas, de los obstáculos, vamos de todo, siempre tendrás algo que nunca te quitarán. Entonces comienzas a darles vueltas al coco, que si porque, que si no lo entiendo, que no se que, vamos millones de preguntas que solamente se te ocurrirían en un momento o de máximo aburrimiento o de máxima preocupación.
Para que todavía te duela más, vas con todo tú masoquismo y pones una canción triste, la más triste que tengas o sepas que existe y mientras se te caen dos lágrimones como un castillo o simplemente te pones peor, sigues pensando y pensando en encontrarle respuestas a esas preguntas tan quizás, absurdas.

Cuando ya se te quita toda la irá, rabia, tristeza, todo esos sentimientos amargos que se te ocurran, entras en un estado de...como decirlo, reflexión y dices, " pues ea, tal vez sea mejor así..." bla bla bla y más bla.

Pero no puedes evitar que se te vengan recuerdos y palabras a la mente. Y volvemos a lo mismo. La misma pejiguera de siempre.
Ahora esas fotos que te hacía sonreír, todo lo contrario, como si ya de por sí no tenías bastante con la canción,  vamos escuchando una sinfonía a piano, ea. Ya eso supone tristeza pues ahora, ole, tienes el doble.
Y toma que toma, arriba ese jodido sentimiento.



Pasa el tiempo y te das cuenta de que llevas tanto tiempo haciendo el gilipollas, llorando,pensando o a saber que miles de cosas se pueden hacer en momentos así.

Miras el reloj y descubres que llevas media tarde con la misma "tontería" encima, pero que al fin y al cabo te hace bien, al menos para desahogarte.

Que jode, si, jode, mucho pero tampoco es el fin del mundo, quizás sólo sea otra advertencia o un "algo" que te diga que te importa de verdad.

Pero ¿sabes qué?, lo haría una dos y tres veces, hasta cansar al mundo entero, porque que me importa no es un hecho, ni un dicho, es una realidad.








El último adiós...

domingo, 11 de marzo de 2012
Marzo. Ya había pasado unos meses de aquel terrible accidente. Postrada en la baranda del balcón mientras se fumaba un cigarro. Era de noche y el silencio brotaba de cualquier lugar. Ella y el humo de su cigarro, ambos con la misma dirección, el cielo negro.
El cielo escaso de esos miles de "puntitos" brillantes, la luna, no llegaba a relucir como ella solamente sabía, puesto que esas nubes no la dejaban pasear tranquilamente por aquel inmenso descampado negro.

Amélie ya no sonreía, ya no era esa chica alegre que todo el mundo conocía desde hace unos meses. Ese accidente marcó su vida para siempre.

Una noche más. Se repetía cada vez que el sol caía. 
Una noche más sin nada. Una noche más maldiciéndose. Una noche más culpándose. Una noche más llorando. Una noche más solitaria.

Todo seguía en el mismo sitio donde él lo dejó. Su móvil junto a las llaves encima de la mesita de noche. Su ropa encima del sillón del cuarto.Su olor impregnado en la ropa...

Todo era motivo de recuerdo para ella. Ese olor que no sólo estaba impregnado en la ropa, sino también en el corazón.

Cada recuerdo aceleraba su corazón y sus lágrimas.
Ese suave olor que recorría toda la casa, ese olor llamado amor.
Aún notaba su presencia, aún notaba como la abrazaba, aún notaba como la tocaba, como la besaba...

Esas duras y bonitas cartas que se escribían. Esa dura etapa en la que estuvieron separados. Esa dura etapa en la que la luna era su único lazo de unión.
Toda esas cartas que leía bajo las sábanas, toda esas cartas que dormían con ella. Toda esas cartas que terminaban con un te amo.

Esa personalidad tan solitaria que tenías nos llevó a esto. Ese perfecto rasgo que tanto me gustaba, ese perfecto rasgo del cual me enamoré y que sin imaginarlo tan siquiera, me llevaría a éste duro infierno sin ti. 


Maldigo ese inoportuno momento en el que tuviste que defender a esos indefensos niños tras los impacto de esas mortales balas. Ese último momento. Ese último aliento. Ese último respirar. Ese último adiós.
Todo eso que nunca volveré a tener.

-No llores,por favor. Eso si que me duele. Dame la mano. Te amo princesa.
Me decías con esa dolorosa sonrisa, con esa última lágrima, con ese último latir...


Ese duro recuerdo que que noche tras noche revivía con la única intención de sentirlo cerca todos los días de su vida.

Donde sea que vayas, donde quiera que estés, yo siempre te amaré.


Estrofa amarga saber que no estás, tristeza y rabia en el mismo lugar, dolor de luna quebrada que abraza un sueño irracional.






*Y olvidé sonreír, como hacías por mi, sé que fuiste feliz,
si me ves di que si, que siempre serás un ángel
Mi ángel*







































En busca de la felicidad.

domingo, 4 de marzo de 2012
Otro día más con la incertidumbre de saber que pasará, de no saber que es esto que ocurre y que no logra sacar por mucho que intenta.

Paseaba por la calle, desorientado, sin rumbo. A su alrededor, nada era conocido, esas miles de caras que se centraban en su mirada consternada, despavorida, confundida, triste, hundida.  Bastaba con mirarle a los ojos para saber de que color era su estado de ánimo.

No podía evitar sentir que todo el mundo se le venía encima sin buscarlo. Sentir que cada paso que daba era un autentico desafío. Sentir que la mente era más dura que el corazón. Sentir que no había palabras en el viento que le recordaran a aquel momento en el que todo tenía un color bonito, llamativo. Sentir que nadie estaría ahí para ayudarle, al menos para sacarle una sonrisa y ofrecerle un punto de apoyo.Sentir que esa persona tan importante dejó de lado sus sentimientos y no le importaba. Sentir que el corazón no mandaba esta vez. Sentir que cada lágrima derramada, cada preocupación y cada golpe, no le ayudaría. Sentir que cada latido del corazón más y más lento. Sentir que haber sacrificado su vida por la de esa persona, no había sido gratificante para ninguno de los dos. Sentir que esas miles de cicatrices sin sanar, dolían cada vez más.
Sentir que esa búsqueda de felicidad, nunca finalizará.


Seguía caminando, a pesar de sentir todo eso. Seguía en su búsqueda de la felicidad, buscando por cada rincón de todo aquello que pisaba, buscando en las ramas de los arboles, buscando en las baldosas levantadas,  buscando en el cielo, buscando en lo imposible.

Anocheció y la luna fue testigo de aquella insólita imagen, aquel chico desesperado a punto de cometer un acto que marcaría su vida por siempre.
Miles de palabras marcaban todo su cuerpo, amor, rencor, odio, tristeza, alegría... que él mismo marcó con cada lágrima que derramaba.

Miraba al cielo con la ilusión de buscar consuelo en una de aquellas millones de estrellas que le rodeaban mientras le daba un sorbo a una botella de cerveza al mismo tiempo que acariciaba a su fiel amigo.

Ambos buscando la felicidad.










¿Añoranza...?

miércoles, 29 de febrero de 2012
Hoy siento nostalgia, melancolía, esa sensación rara que se tiene cuando vuelves a un lugar y ves que todo cambió, que ya nada de lo que dejaste allí sigue, ni siquiera la más insignificante huella de pájaro en la arena.

Sientes que, buaf, todo se esfumó. Las horas perdidas sentada en aquel banco, las sonrisas y abrazos que ni veo ni siento, uf, todo eso quedó... ¡¿¿dónde??!

Recuerdo ese estado de ánimo que no dependía de sí misma, ese estado que lleva escrito "si no sonríes tú, yo tampoco".

Resulto como decirlo, difícil, duro, inevitable, sentir pena, tristeza o simplemente añoranza, necesidad.

Cambiar una tarde de verano, sentados en frente del mar compartiendo historias o anécdotas por un sms al móvil corriendo el riesgo de que ni llegue porque hallamos cambiado de número...

Cambiar una mirada confidente por un seco hola y tal vez, una leve sonrisa.

Cambiar momentos inolvidables por simples recuerdos plasmado en un papel.

Cambiar un te quiero por un enorme vacío.

Cambiar tantos sentimientos que duele demasiado pero que tal vez con el tiempo, descubras que realmente, no te importaba tanto como pensabas o que quizás no se lo mereciera.


Hoy, ahora mismo si que duele.






*Las cosas que me perdí por no saber decir te necesito.*







Abril.

domingo, 26 de febrero de 2012
Muchas cosas han cambiado desde que se marchó de allí.

Había pasado 5 años desde que dejó atrás aquel mes de Abril, aquella triste voz apagada que se evadía con el viento, mientras se despedía con una sola y dura lágrima fría. Ya no estaría.

Había llegado a esa playa en la cual tantas cosas había vivido. Recuerdos y sentimientos rondaban a su alrededor con cada paso que daba.

Sentir de nuevo la arena mojada entre sus dedos después de tanto tiempo pisando duras piedras, le hacían volver a su pasado.

Miraba al horizonte, su pelo se movía al son del viento, su cuerpo, al compás del oleaje y en su cabeza, seguía rondando los mismos recuerdos.

Parecía ser ayer mismo cuando con una sonrisa se miraban y abrazaban sin importar el resto del mundo.
Ahora, sólo es eso, recuerdos.

Miraba a su alrededor en busca de alguna cara conocida de casualidad por allí. 

Por el momento lo único conocido que por su alrededor merodeaba, era una vieja botella de coca-cola que se movía con las olas.

No era una típica botella de refresco, algo la hacía especial. En su interior parecía brillar gracias a los rayos del sol, un pequeño trozo de papel.

Situación intrigante que no pudo evitar no ver que era exactamente lo que esa botella contenía.

.No temas a lo dejaste hace 5 años, no tengas la sensación de que nadie te espera, porque siempre habrá alguien que sueñe contigo, con tu llegada. Sólo tienes que buscar en tu corazón y si una sonrisa sale de tú boca al recordar su nombre, esa persona sueña contigo y con volver a verte. No pierdas más tiempo metida en tus recuerdos, haz de tus recuerdos una realidad. Esa realidad que tanto echas de menos.

Impacto fortuito. Impacto necesario.

Miró al cielo. Cerró los ojos. Recordó. Sonrió. 

Ya era hora de recuperar su realidad.





*Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado; está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos.*















¿Sueños truncados?

lunes, 13 de febrero de 2012
Ella. Chica soñadora, alegre, optimista, llena de vitalidad, una chica que siempre encontraba algún motivo por el cual sonreír, sociable. Ella.

Poco a poco, todo eso fue cambiando. Cambió una sonrisa alegre por una fría y falsa. Cambió un puedo por un no puedo, miles de sueños por uno o tal vez ninguno pero sólo cuando estaba en su soledad.

Ya no tenía ganas de arreglarse e irse con los amigos a pasar el fin de semana como de costumbre. No respondía ninguna llamada de teléfono. Ya no caminaba corriendo y gritando de felicidad por la orilla del mar. Ya no tenía motivos por el cual seguir luchando por conseguir sus sueños y metas.

Ahora su único refugio era su habitación pintado de blanco y sus miles de fotos estampadas por toda la habitación.

Se pasaba horas y horas tumbada, tal vez pensando tal vez no.


Se preguntaba si todo eso sería una mala racha o simplemente sería su nueva forma de vida.


Una lucha continua entre la razón y los sentimientos, la razón por la cual no llorar y el sentimiento de tristeza que todo eso le suponía.


Recordaba viejas frases que solía decir; "demuéstrale a la vida que tienes miles de razones por las cuales sonreír", "este fin de semana nos vemos", "cuando salga de clases te llamo", " no tengas miedo, yo estoy contigo"... Frases que ya no tienen sentido.No para ella.

Su voz no sonaba igual, esa "vocecilla" alta y alegre desapareció, su voz ahora era un puro suspiro.
Su mayor apoyo, no estaba con ella. Los besos, abrazos, consejos, risas, regaños o incluso simples mirada, que necesitaba, era su punto de apoyo.

Tenía miedo, mucho miedo. Miedo a no salir nunca de ese "agujero" que se puso en su camino.

Le dolía verse así, tan cambiada, tan irreconocible.

A día de hoy, sigue buscando un sentido a ese sueño que poco a poco se va desvaneciendo, luchando, aunque sin ganas, pero luchando y sonriendo aunque todavía no es ella. Hoy no.




*Normalmente cuando las personas están tristes, no hacen nada. Se limitan a llorar. Pero cuando su tristeza se convierte en indignación, son capaces de hacer cambiar las cosas.*






Reencuentro ¿inesperado...?

viernes, 10 de febrero de 2012
Faltaban escasos minutos para su nuevo rumbo, su "nueva" vida. En la estación de tren hacía un frío que calaba sus delicados y a la vez fuertes huesos, mientras esperaba a la llegada del que le conduciría a su futuro, miraba una vieja foto que alguien importante en su vida le regaló, la besó y la junto a su pecho durante unos segundos mientras cerraba los ojos en señal de despedida.

Ahí estaba. Mirando por la ventana con una triste y alegre mirada. A su alrededor multitud de desconocidos que miraban a la nada o simplemente dormían.
Una y otra vez se preguntaba si tal vez le estaría esperando esa persona tan importante en su vida, al otro lado de la capital.

Tras unas larga espera, el tren se detuvo. Eso sólo quería decir una cosa. Había llegado a la puerta de su destino. Con miedo se bajó y comenzó a mirar alrededor para ver quien le aguardaba.

Nadie conocido.
Con una fuerte mirada y una gran derrota, salió de la estación rumbo a su casa.


Por el camino, coches pitando, corriendo de un lado a otro, multitud de personas, unas iban a lo suyo, otras miraban con cara extraña...

No le dio importancia y siguió hacia delante.
De pronto algo llamó su atención, casi no acertaba lo que era, miraba a un lado y a hacia otro, pero no conseguía averiguarlo, cada vez más se hacía notar su nombre al viento, alguien parecía gritarlo.

Justamente al doblar la esquina, vio a alguien conocido por el "rabillo del ojo" y para su alegría, allí estaba esa persona que deseaba ver a la salida del anden. Corriendo para no perder su rastro, casi llorando al ver que estaba a punto de perderle el rastro.

Tras volverse y mirarse cara a cara, entre la multitud, sus caras cambiaron completamente. Sus apariencias no eran las mismas desde la ultima vez que se vieron, pero había algo que no había cambiado, sus sentimientos.

Tras contenerse de emoción, aguantaron sus lágrimas que una vez sonaron a despedida para convertirlas en un reencuentro.

No entendían el porque de todo este tiempo sin verse, aunque esas largas charlas nocturnas consolidaba el tiempo perdido.
Saber que estaban bien día a día y que eran felices, era motivo suficiente para compensar la distancia.




*Este sufrimiento no puede durar. Debo recordarlo y tratar de controlarme. Nada dura realmente. Ni la felicidad ni la desesperación. Ni siquiera la vida dura tanto. Llegará un día en el futuro en el que no piense en esto nunca más, en el que pueda mirar atrás y decir en paz y tranquilidad lo tonta que fui... ¡No, no, no quiero que ese momento llegue nunca! Quiero recordar cada minuto, siempre, siempre hasta el fin de mis días.*