Empieza la cuenta atrás...

lunes, 29 de agosto de 2011
25 de Diciembre. Como todos los días, hago lo típico de todas las mañanas. Hago la cama, desayuno una manzana y enciendo la tele.
La televisión no enciende. Que raro. ¿Se habrá estropeado?
Dominada por el aburrimiento, me dirijo hacía mi habitación y presiono el botón de arranque del PC. No enciende. ¿Qué pasa aquí? Si hay luz, ¿no? Que extraño.
El reloj digital no funciona. No se ven los dígitos. Todo esto me huele mal. Creo que empieza la cuenta atrás…

10. Mucha gente en la calle protesta y comentan acerca de lo que ocurre. “No me arranca el coche”, “no tengo luz”, “mi tostadora no funciona”. Nadie consigue dar señales de buenas noticias. Todo cobra un sentido totalmente opuesto al de hace unos días. Las personas que no están en la calle, tal vez hayan conseguido llegar al trabajo pero no creo que puedan trabajar ya que no hay suministro eléctrico ni de comunicación. Tal vez todo esto sea cuestión de horas y todo volverá a la normalidad.

9. Transcurre unas horas y todo sigue igual. No podemos mantenernos comunicados con el exterior porque las líneas de telecomunicación están desactivadas, por lo que no podemos llamar a la empresa encargada del suministro eléctrico para saber de que se trata y tampoco podemos coger un medio de transporte para dirigirnos allí. Nadie da crédito a lo que está viendo. La situación empieza a crear secuelas. Se hace de noche y todo sigue igual. Todos nos vamos a dormir con la esperanza de que todo esto se convierta en pasado.

8.  Amanece. Alguien murmura por la calle que todo sigue igual. Asustados y envueltos por la situación, salimos a la calle sin antes no haber comprobado los teléfonos móviles, suministro eléctrico y de comunicación, pero para sorpresa nuestra todo seguía formando parte del caos.
Niños asustados, agarrados a sus madres, buscando el consuelo de no entender si está en un sueño o en la realidad. Madres intentando disimular el peligro de la situación y creando sonrisa y paz en aquellos niños y no tan niños asustados y aterrorizados.

7. Pasado unos días. Los supermercados empiezan a notar el suministro alimenticio y cada vez queda menos alimentos que ofrecer a los clientes.
Ninguna empresa puede reponer con alimentos los estantes como de costumbre.
Los servicios financieros estaban cerrados y nadie podía abastecerse de su propio dinero debido al definitivo caos de la banca y su gestión. Los equipos informáticos que llevan a cabo estas operaciones no dan señales de vida.

6. La vida rutinaria cada vez se parece más a la de hace décadas. En medio de la noche. 4 velas encendidas alumbraban las casas y la vida de las personas que habitaban allí.
Caras decaídas, sin dar tregua a la situación que había llegado a sus repentinas vidas y que no sabían como sobrevivir a esto.

5. La calle ya no se iluminaba ni con las luces ni con las sonrisas y gritos de los pequeños niños de la vencida.
Ya no podíamos disfrutar de los grandes éxitos de la música internacional y los miles de discos y vinilos que almacenábamos, decoraban la casa.
Las escuelas cerradas y por tanto la enseñanza de los antiguos alumnos y los nuevos seres, estaban apartadas.

4. Las noches era una completa tortura. Vandalismo y tiroteos adornaban una cálida  noche.
Madres llorando por ver a sus hijos al borde de…, si de eso.

3. Medicamentos escasos y muy caros. Poca gente podía acceder a ellos debido a la escasez de trabajo que no fuera del sector agrícola.

2. Pasaron años y todo seguía igual. Más concienciados con las circunstancias pero con la misma escasez.
Entendimos la situación y pronto aprendimos a obtener alimentos y cosas para el bienestar con ayuda de los más avanzados y de los menos avanzados. No era suficiente y poco a poco fuimos siendo menos personas en los países y entendimos que esta vez, nuestro y deseado sol en verano, nos había hecho una mala jugada.

1. TIC-TAC, TIC-TAC. Adios.






*—¡¡No mires!! ¡¡Tírate al suelo, tírate al suelo y agárrate bien!! ¡¡No mires atrás, solo mírame a mí!! ¡¡Mírame, ¿crees que tengo miedo?!!
—¡¡Sí!! *

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